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Entradas

"La composición" de Silvia Schujer

Pronto va a hacer como un año que pasó. Fue en noviembre. No me acuerdo qué día. Sé que fue en noviembre porque faltaba poco para que terminaran las clases y ya estábamos planeando las vacaciones. Siempre nos vamos unos días a algún lugar con playa. No muchos porque sale muy caro, dice mi mamá. Bueno, decía. Mi hermanita y yo estábamos durmiendo. No me importó demasiado que esa noche, la anterior, papá y mamá estuvieran preocupados, porque ellos casi siempre andaban preocupados, pero igual eran muy buenos con nosotras y nos hablaban todo el tiempo. Más a mí, porque mi hermana es un poco chica todavía. Recién ahora está en primer grado con la señorita Angélica. A veces yo no entendía del todo lo que me querían decir, pero mi papá me explicaba que algún día iba a poder. Igual, ahora también sigo sin entender mucho que digamos. Mi hermanita no sabe nada. La abuela me quiso mentir a mí también, pero yo no soy tonta, así que… Prométame que no le va a contar a nadie ¿eh? Y
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"Negro" de Hugo Kusnetzoff

 Alberto, tengo miedo, sabés. hice una de esas cosas que a los viejos les parece mala; pero vos sos mi amigo y te lo puedo contar. Fue el otro día, cuando estábamos sentados con el Beto y el hijo de la turca en el paredón de la vuelta. Vos ya te habías ido. Entonces pasó uno de esos chicos del barrio nuevo que está del otro lado del puente, el rubio, sí, ése que vive en la casa como de diez pisos. Sabés, iba bien vestido. Esa corbata limpia, tan diferente a la mía de ir al colegio, que ya ni se sabe el color, o si es una corbata o qué. O quién sabe no fue la corbata o qué. O quién sabe no fue la corbata, sino el traje azul, igualito al que vi en el centro cuando me llevó mi primo. Rabia, eso es lo que sentí. Mirá, Alberto, yo no soy envidioso; qué me importa a mí la corbata y el traje y que uno a veces no tenga ni para comer, ni todo eso, porque hay que darle a los más chicos. Qué me importa si tiene la cabeza que parece pasto. Mirá, como si a los tres se nos hubiera ocurrido lo mismo,

"Don Juan" de Molière

Basándose en la obra del español Tirso de Molina El burlador de Sevilla y convidado de piedra, la obra presenta a un personaje infiel, seductor, libertino, blasfemo, valiente e hipócrita: Don Juan, un señor noble y vividor que vive en Sicilia, colecciona conquistas amorosas, seduciendo a jóvenes de la nobleza y a sirvientas con el mismo éxito. Lo único que le interesa es la conquista y abandona a las mujeres tan pronto las goza. Sus conquistas le valen algunas enemistades y le obligan a batirse en algunos duelos, de los que, por otro lado, tampoco huye por esto. Plantea sus relaciones sexuales con las personas de su entorno con un cierto cinismo, y cuestiona a los homosexuales y los dogmas religiosos. Le gustan los desafíos, además del sexo con mujeres, hasta el desafío final.

"Soldados de Salamina" de Javier Cercas

  A finales de enero de 1939, apenas dos meses antes del final de la guerra civil, un grupo de prisioneros franquistas es fusilado cerca la frontera francesa por soldados republicanos que huyen hacia el exilio. Entre esos prisioneros se halla Rafael Sánchez Mazas, fundador e ideólogo de la Falange, poeta y futuro ministro de Franco, quien consigue milagrosamente escapar y ocultarse en el bosque mientras los republicanos lo persiguen; hasta que un soldado lo descubre, lo encañona y, mirándolo a los ojos, le perdona la vida. Sesenta años más tarde, un novelista fracasado descubre por azar este enterrado episodio bélico y, fascinado por él, emprende una investigación para aclarar sus circunstancias y desentrañar su significado. ¿Quién era de verdad Rafael Sánchez Mazas? ¿Cuál fue su verdadera peripecia de guerra? ¿Quién fue el soldado que le dejó escapar? ¿Y por qué lo hizo? ¿Qué secreto escondía su mirada?

"Sombras sobre el Hudson" de Isaac Brashevis Singer - Reseña de José Luis de Juan (Revista de Libros)

He aquí una novela que suscitará el interés del lector desde las primeras páginas y cuya fascinación no remitirá hasta que la termine. Isaac Bashevis Singer la publicó por entregas en yidish en el periódico neoyorquino   Der Forvets  entre 1957 y 1958. Lo que cuenta en ella es el final de una raza o al menos su transformación definitiva a través de una inspirada batería de personajes, judíos desde luego, que sobrevivieron al genocidio nazi y ahora viven en Estados Unidos marcados por la escisión y la culpa. La escisión no puede ser más punzante: ahí les vemos, en Manhattan, asimilados o desplazados, ricos o pobres, negociantes o intelectuales, pero siempre con un pie perdido en el shtelt, la antigua comunidad judía rural agrupada en torno al mercado, la sinagoga y la imprescriptible ley de la Guemara. La culpa es todavía más próxima, la sal y el vinagre se derrama cada día por la herida abierta: estamos hablando de esa monstruosidad que para ellos no ha acabado de suceder. No hace ni u
Los crímenes que la alta sociedad habría querido mantener en el silencio. Los ricos también odian, también asesinan, también mueren, aunque se esfuercen por ocultarlo. La plata llama a la plata... la plata llama al crimen... y el crimen llama a su más conspicuo narrador. Ricardo Canaletti busca esta vez entre los pliegues de los buenos vestidos y los bolsillos de los trajes importados, se mete en las alcobas de palacetes y en los livings de los barrios cerrados, escucha las conversaciones de los banquetes y recorre los pasillos del poder para contar esas historias que los ricos se esmeraron por ocultar con la ayuda de policías, fiscales y jueces. En el siglo XIX, un irlandés que no quiso ser rey muere de manera misteriosa y un francés que no pudo ser rey conspira en el país que nace. Un estafador que casi se sale con la suya resulta ser un intrigante unitario. La política y los negocios -legales e ilegales- impregnan todo y son causa de suicidios y asesinatos. Tramas de engaños y ardid

"El cerebro idiota" de Dean Burnett

¿Por qué pierde discusiones con personas que saben MUCHO MENOS que usted? ¿Por qué es capaz de reconocer a esa mujer a la que conoció aquella vez que… pero no logra recordar su nombre? ¿Por qué, tras su última ruptura sentimental, se pasó varios días seguidos en el sofá, hech@ un ovillo, y sin mover más que la mano para secarse los mocos y las lágrimas de la cara de cualquier manera? He aquí por qué: por la idiotez de nuestro cerebro. Para tratarse de algo supuestamente tan brillante y evolutivamente avanzado, el cerebro humano es bastante desordenado, falible y desorganizado. Por ejemplo, ¿sabe usted que su memoria es egoísta? En serio. ¿Y que las teorías de la conspiración y las supersticiones son la consecuencia inevitable de un cerebro sano? ¿Y que el alcohol puede incluso potenciar nuestra memoria? En El cerebro idiota, el neurocientífico Dean Burnett nos hace de guía en esta visita a los entresijos de nuestra misteriosa y traviesa materia gris (y a los de la blanca también).