Para la cultura hispánica el Cantar de mío Cid es la primera expresión artística, amplia y depurada, que se nos presenta como referente histórico, estético e idiomático. Rodrigo Díaz de Vivar, el nuevo héroe castellano, que ya en vida andaba en cantares y romances, es el protagonista de un cantar épico, hijo de la necesidad de reivindicación de la honra personal, del derecho consuetudinario y de una nueva relación entre señores y vasallos. Para la poética, el Cantar es la manifestación primigenia de un idioma decantado en el cruce lingüístico de los iniciales balbuceos en lenguas romances.
Compuesto a finales del siglo XII o en los primeros años del XIII, el Cantar de Mio Cid es el cantar de gesta más importante de España y una de las obras clásicas de la literatura europea. Basado en la parte final de la vida de Rodrigo Díaz de Vivar, narra los acontecimientos que van desde el destierro en 1081 hasta la muerte del protagonista en 1099 y desarrolla, después de la conquista de Valencia, una trama sobre los desdichados matrimonios de las hijas del Cid con los infantes de Carrión, un suceso que carece de base histórica. Por ello, pese a que se trata de un libro que trata pasajes que se acercan a la vida real de Díaz de Vivar, ha de considerarse principalmente como una obra literaria y no histórica. En la primera parte, el Cantar del Destierro, se narra cómo el Cid es desterrado injustamente de Castilla por el rey Alfonso VI y cómo antes de marcharse deja a su mujer e hijas en el monasterio de Cardeña (Burgos). Para mantener el pequeño ejército que lo acompaña, su lugarteniente, Martín Antolínez, obtiene dinero de los judíos y, una vez armado, se dirige hacia la frontera de Castilla y traza su plan para derrotar a los moros. La segunda parte, el Cantar de las Bodas, se centra en la marcha del Cid sobre Valencia, que consigue colocar su estandarte en el alcázar, por lo que el rey le permite volver a reunirse con su familia. La riqueza del héroe provoca que los infantes de Carrión le pidan a sus hijas, Elvira y Sol, en matrimonio. Por último, el Cantar de la Afrenta de Corpes narra las agresiones de los infantes a sus esposas para vengarse de los insultos de los hombres del Cid, quien demanda venganza a Alfonso VI.
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