La primera gran obra literaria de carácter universal capaz de hacer un retrato minucioso de toda una sociedad, en este caso, de una de las más refinadas de la Edad Media. Debido a su gran extensión y a la sociedad que retrata, se ha comparado La historia de Genji con la obra inmortal de Proust, entre otras cosas, porque su tema central es también la meditación sobre el tiempo. Aunque no se debe olvidar que todo el trasfondo de esta novela descansa sobre una visión esencialmente budista, y que para la dama Murasaki todo el brillante mundo amoroso, tan pleno de intrigas cortesanas, que describe con tanta precisión, no es otra cosa que una bella y triste sucesión de escenas cuyo fugaz esplendor tiene, en realidad, la misma consistencia de los sueños. Esta es la primera traducción fiel y completa que se realiza a nuestra lengua de este gran clásico universal. Para ello, Jordi Fibla se ha basado en la más reciente versión inglesa de Royall Tyler, profesor emérito de japonés de la universidad nacional de Australia, publicada en 2001 por Penguin. De su meticulosa traducción, el New York Times Review ha dicho que se trata del trabajo «más detallista y fiel que existe en el mundo hasta el momento». Por eso, esta edición además de ajustarse pulcramente a la versión original, ha querido conservar sus cerca de mil notas, además de sus 104 ilustraciones, tan necesarias para un acercamiento al remoto y poético mundo que nos describe Murasaki. La primera parte de La historia de Genji es en sí misma un libro completo, pues narra, a través de los primeros 41 capítulos de la obra, toda la historia del príncipe Genji, desde que recibe su nombre en el pabellón de la paulonia, hasta su muerte solitaria en un templo en donde vive retirado del mundo. La segunda parte comprende los últimos once capítulos de la obra. La narración del último tercio de la novela se reanuda tras un lapso de ocho años desde la muerte de Genji. El segundo volumen de La historia de Genji, conocida como «Los relatos de Uji», comprende los últimos trece capítulos (42-54) de la obra. La narración del último tercio de la novela se reanuda tras un lapso de ocho años desde la muerte de Genji. Volvemos a encontrarnos con Karou, hijo tardío de Genji, que según dicen desprende un olor maravilloso desde su nacimiento, y también a Niou, el nieto de Genji. Los dos jóvenes son grandes amigos, pero también serán duros rivales en el amor; primero, con las hijas de un príncipe viudo que vive retirado en Uji junto a sus dos hijas; y luego, con la bella Ukifune, que se encontrará atrapada entre dos pretendientes. La sucesión de amores imposibles y la desdicha que estos acarrean, constituirán el melancólico telón de fondo con el que concluye esta obra cumbre de la literatura japonesa.
Pronto va a hacer como un año que pasó. Fue en noviembre. No me acuerdo qué día. Sé que fue en noviembre porque faltaba poco para que terminaran las clases y ya estábamos planeando las vacaciones. Siempre nos vamos unos días a algún lugar con playa. No muchos porque sale muy caro, dice mi mamá. Bueno, decía. Mi hermanita y yo estábamos durmiendo. No me importó demasiado que esa noche, la anterior, papá y mamá estuvieran preocupados, porque ellos casi siempre andaban preocupados, pero igual eran muy buenos con nosotras y nos hablaban todo el tiempo. Más a mí, porque mi hermana es un poco chica todavía. Recién ahora está en primer grado con la señorita Angélica. A veces yo no entendía del todo lo que me querían decir, pero mi papá me explicaba que algún día iba a poder. Igual, ahora también sigo sin entender mucho que digamos. Mi hermanita no sabe nada. La abuela me quiso mentir a mí también, pero yo no soy tonta, así que… Prométame que no le va a contar a nadie ¿eh? Y
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